Ruta cinematográfica por Almería: Más allá del Western

Por Ana Alonso

Dicen que Sevilla tiene un color especial, pero Almería es un destino cuya luz deslumbra tanto como la de los astros que han rodado en esta tierra. Y aunque lo primero que te venga a la cabeza es la figura de Eastwood desenfundando su colt en el desierto de Tabernas, desde hace años se ha filmado mucho más entre sus costas, su capital y sus zonas de interior.

Pero empecemos por el principio. Había una vez un proyecto interesantísimo enfocado a diseñar experiencias de turismo cinematográfico en España y Francia. Esta genial idea de Aubry Minotti, se articula bajo la marca Lorens (en honor a Lawrence de Arabia), y su eslogan es travelling beyond screen (viajando más allá de la pantalla). Un día Aubry me invitó a participar en un viaje con varios touroperadores turísticos para vivir en primera persona su propuesta para amantes del séptimo arte. Como era de esperar, desde The Travelling Set no podíamos rechazar tal invitación y me fui volando para Almería.

Apenas unas horas después de llegar a la capital, ya estaba pensando cuándo podría volver. Y es que el equipo Lorens nos introdujo de una manera maravillosa en la historia y cultura de cada rincón, utilizando la mejor herramienta posible: el relato que vincula la historia de los rodajes (desde las más conocidas o recientes hasta algunos clásicos más desconocidos) con el turismo cultural.

Nuestro itinerario empezó en El cable inglés, una impresionante estructura diseñada para transportar el mineral de hierro desde las minas de Alquife, uniendo la estación con el puerto. Se sitúa exactamente en la playa de las Almadrabillas, junto al muelle de Levante y en la terminal de un ramal de la vía férrea. Fue en un principio propiedad de la compañía minera inglesa “The Alquife Mines Railway Limited” (de ahí su nombre), que obtuvo la concesión en 1901, emprendiendo inmediatamente la construcción en 1902. En 1998 fue declarado Bien de Interés Cultural por ser ejemplo de la arquitectura del hierro de Andalucía y por su interés etnográfico. Mientras Cristina, la estupenda guía con la que hacíamos el recorrido, nos explicaba todo esto, podíamos ver en su tablet gigante alguna escena de “La llamada de África” (César Fernández Ardavín, 1952).

De allí nos fuimos, paseando por el parque de Nicolás Salmerón, hasta detenernos en el Museo del Realismo Español Contemporáneo (Murec), que cuenta con una colección permanente, compuesta por más de 260 obras, dedicada al realismo español, desde principios del siglo XX hasta nuestros días. Desde este punto hicimos un salto en el tiempo y empezamos a conocer ciertos detalles del rodaje de “Patton» (Franklin Schaffner, 1970), puesto que algunas de las escenas más icónicas se grabaron en esa zona.

Nuestro guía nos enseña una escena de “Patton” y dónde se rodó/ Lorens

¿Cómo os quedaríais si de repente os enseñan el dibujo que se hizo durante la filmación para definir las posiciones de los actores en una de sus escenas? Pues así nos quedamos al ver ese croquis, que ubicaba a los obispos encargados de recibir al general en la recreación de su llegada triunfal con las tropas aliadas a Palermo. Si te vienes muy arriba, en las escaleras que hay junto al Centro Vecinal del parque incluso podrás “montarte tu propia película” y revivir el momento. Si quieres saber más de este rodaje, no dejes de leer nuestro artículo sobre Cine bélico en España.

El rodaje de “Patton” dejó más momentos inolvidables, como la llegada de las tropas aliadas a Messina, que convirtió la Plaza de la Catedral en la Piazza de la Cattedrale con más de 700 extras aclamando al ejército victorioso. Pero como hay más Almería por recorrer, dejamos a Patton y seguimos nuestro ascenso serpenteante hacia La Alcazaba.

De camino, nos detenemos en la calle de la Reina. Por allí estuvo el mismísimo Indiana Jones en alguna escena de “La última cruzada” (Steven Spielberg, 1989). Además, la Escuela de Artes de la ciudad simuló ser la república de Hatay en la misma película, cuyo paso por la región dejó también otras escenas memorables de las que hablaremos más tarde.

Subir a la Alcazaba al atardecer tiene una magia que no necesita aderezos, pero si le añades la posibilidad de conocer algunos detalles de rodajes como “Cleopatra” (Joseph L. Mankiewicz, 1963), “Los cuatro mosqueteros” (Richard Lester, 1974), “El viento y el león” (John Milius, 1975) o “Conan, el bárbaro” (John Milius repitió localización en 1982),  la experiencia mejora hasta límites insospechados. 

Además, uno de los momentos que personalmente me maravilló más fue poder ver proyectada una escena de “Juego de Tronos” en el mismo lugar donde se había grabado. ¿Os acordáis del reino de Dorne y la trama de Lanza del Sol? Pues se filmaron en el segundo recinto de esta fortaleza monumental de casi mil años. En esta parte del edificio se encontraba la pequeña ciudad palaciega donde vivían los gobernantes con sus guardias y sirvientes. Así que, si eres fan de GOT (Game of Thrones), entre lo que antaño albergaba estancias, baños, aljibes, tiendas y hasta una mezquita, te será fácil localizar un pequeño estanque que sirvió de decorado a la muerte de Doran Martell.

Al caer la noche y antes de descansar de un intenso día, la cena en la terraza del hotel Aire puso la guinda al pastel de cualquier cinéfilo: cenar con un menú especialmente diseñado por el chef Ginés Peregrin, inspirado en varios de los rodajes que ha acogido Almería: desde “Juego de Tronos” hasta “Lawrence de Arabia”. ¿Qué más se podía pedir?

 

De la costa al desierto, de la ciencia ficción a la realeza británica

Va a ser imposible detenerme en cada inolvidable detalle de este viaje, pero hay algunas cosas que no puedo dejar de proponeros. Saliendo de Almería podréis ver el inconfundible “mar de plástico” que no solo da nombre a la serie de Antena 3 con Rodolfo Sancho, sino que ilustra una de las primeras escenas de “Blade Runner 2049” (Denis Villeneuve, 2017). Dato curioso: según algunas estimaciones, los invernaderos de Almería ahora cubren más de 40.000 hectáreas, lo que es casi todo el Campo de Dalías. Desde allí se producen entre 2,5 millones y 3,5 millones de toneladas de frutas y verduras al año, que abastecen a buena parte de Europa.

Seguimos en ruta y camino de la costa atravesamos las dunas del cabo de Gata, que fueron testigo de las legendarias voladuras de trenes turcos por un Peter O’Toole encarnando a Lawrence de Arabia. Para eso fue necesario construir 2,5 km de vía férrea y comprar a RENFE dos locomotoras y varios vagones. La explosión -carísima, claro- fue una única toma con 7 cámaras en diversos ángulos. Además de este momentazo, seguramente también recordaréis una de las imágenes más icónicas del film, que se desarrolla en la playa del Algarrobico en Carboneras. En su día sobre su arena se levantaron casi 300 construcciones para emular la ciudad jordana de Aqaba a principios del S.XX.

La experiencia se vive a pie y sobre ruedas/ Lorens

Y hablando de playas, os recomendamos vislumbrar desde el mar todas esas orillas que han presenciado el rodaje de vuestras ficciones favoritas. En nuestro caso, pudimos hacerlo a bordo de un velero, así que fue fácil dejarse llevar por los recuerdos de escenas de Indiana Jones o “La historia interminable” (Wolfgang Petersen, 1984) en Mónsul, de “El Niño” (Daniel Monzón, 2014) en la playa de Los Genoveses o de “Terminator: destino oscuro” (Tim Miller, 2019) en la Isleta del Moro. ¡Ah! Y sobre todo, si desembarcáis en esta última y la experiencia os ha abierto el apetito, no dudéis en recuperar fuerzas comiendo en La Isleta, donde con suerte podréis hasta sentaros en la misma mesa que Blanca Suárez en algún capítulo de la serie “Jaguar”.

El lujo de navegar viendo las localizaciones de tus pelis favoritas/ Lorens

Después de una buena sobremesa, os sugiero continuar con una parada ineludible. A poca distancia de la Isleta del Moro descubriréis un lugar totalmente inesperado: las minas de Rodalquilar. Este complejo minero abandonado podría servir de marco perfecto para cualquier ficción postapocalíptica, como la de Solarbarbies. Sin embargo, en su día acogió también otras tramas muy diferentes como, de nuevo, Indiana Jones, “Exodus: dioses y reyes” (Ridley Scott, 2014), “Punto de mira” (James Cullen Bressack, 2022), “El misterio de Wells” ( Paul McGuigan, 2002) o “¡Agáchate, maldito!” rodada en 1971 por el gran Sergio Leone, uno de los grandes descubridores de Almería como lugar de rodaje. 

Algo más arriba encontraréis un mirador precioso con vistas al valle de Rodalquilar. El pueblo, que lleva el mismo nombre, fue construido en el S. XIX para albergar a los trabajadores de las minas de oro. Aunque no llegamos a parar allí, os comento que tiene una calle principal para ir de tapeo y que cuenta con el Ecomuseo de la Casa de los Volcanes y el Jardín Botánico Albardinal (ambos públicos y de visita gratuita).

Dejamos la zona costera atrás y nos adentramos en la otra Almería. La primera parada es una gasolinera donde cambiamos el taxi por un jeep, nos ponemos una gorra y nos untamos de crema. El desierto nos espera. Pero antes, giro de guión y golpe de efecto al más puro estilo “Black mirror” al descubrir que en esa gasolinera se rodó el capítulo “Dark museum” de esta serie de culto.  Por si no lo recordáis, dicho episodio transcurre en el desierto de Australia y nos cuenta la historia de una joven que llega en su coche hasta una estación de servicio, junto a la cual hay un extraño museo. Aunque las paredes del edificio que se usó en la ficción estaban pintadas de negro, os será fácil reconocer el conjunto y trasladaros a aquella inquietante historia.  

Y de la oscuridad a la luz porque, como os decía al principio, el que es el desierto más grande de Europa ha acogido mucho más que a los pistoleros del spaghetti western de Leone y ha visto brillar a otras estrellas de la pantalla. Por eso, para cerrar nuestro resumen de la experiencia Lorens vamos a por los últimos enclaves de nuestra ruta cinematográfica por Almería

Seguramente recordaréis como Indiana huía de los malvados nazis en la mítica secuencia de la persecución con tanques, pero no sé si tendréis presente que allí también se rodó el viaje a Australia de los príncipes de Gales en la serie “The Crown” y alguna escena de “Los hombres que no amaban a las mujeres” (Niels Arden Oplev, 2009).  En resumen, a pesar del calor, disfrutamos al máximo recorriendo senderos que hace millones de años pertenecían al mar y que ahora son una auténtica joya geológica… y cinematográfica.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Pero después de este subidón de turismo cinematográfico yo ya estoy pensando en hacer las maletas para volver a Almería, ¿y tú? Cualquier época del año es buena para vivir unas vacaciones únicas, impregnadas de su sol, su mar y su polvo de estrellas. Eso sí, recuerda que si lo tuyo son los viajes de película, tu inspiración está en The Travelling Set.