Ruta cinematográfica del cine bélico en España
Por María Parcero

No es uno de los géneros más filmados en España, pero, si nos paramos un momento, descubriremos que un puñado de producciones bélicas muy conocidas han utilizado escenarios de toda la geografía española. Algunos, de lo más sorprendentes. 

El momento álgido de estos rodajes se produjo, al igual que el del cine épico, en los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando Hollywood vio las grandes ventajas de rodar en España: los salarios bajos de los equipos técnicos y artísticos y la inmensa variedad de paisajes de un territorio que ofrecía cumbres nevadas, desiertos, bosques y edificios históricos a poca distancia unos de otros. Para el cine bélico había, además, otro aliciente importante: la colaboración del ejército español. Tanto para prestar vehículos de la época de la segunda guerra mundial como para ofrecer de extras a los soldados, este hecho fue decisivo para traer a España los rodajes de algunas de las grandes superproducciones sobre la II Guerra Mundial de la época. 

 

“La batalla de las Ardenas”: Bélgica en el centro de España

 

“La Batalla de las Ardenas” (Ken Annakin, 1965) fue la primera de estas producciones en aterrizar en España. La película recreaba una de las batallas más grandes y decisivas de la contienda mundial, que en realidad tuvo lugar en territorio belga. 

En nuestro país aún es posible pasear por alguno de sus escenarios de rodaje puesto que muchos son parajes naturales. Por ejemplo, en Navarra se usó la meseta de la Sierra de Urbasa (antiguo campo de maniobras del ejército español), para rodar escenas de batalla. Hoy en día, el impresionante entorno de esta zona, próxima a Francia y al País Vasco, sólo es frecuentado por senderistas.

La impresionante sierra de Urbasa, utilizada en varias películas bélicas/ Agatha Selgas

Con la colaboración del ejército español, en el campo de maniobras de Retamares (Madrid), base de la División Acorazada Brunete, se rodaron numerosas escenas de batalla y campamentos militares. 

Pero, sin duda, la provincia más utilizada para el rodaje de la película fue Segovia. Allí se pueden identificar numerosos planos (llenos de vehículos militares y soldados, eso sí) en los hoy idílicos paisajes de la pradera de Navalhorno, el embalse del Pontón, el cerro de Matabueyes y el pueblo de Valsaín. Aquí se utilizaron las ruinas del palacio real de Felipe II como bastión que defiende el ejército americano. Por cierto que, aunque hayas pasado numerosas veces por este hermoso pueblo segoviano, es fácil que se te hayan pasado por alto. Fíjate la próxima vez que vayas por allí. 

En sus bosques y en los del cercano puerto de Navacerrada se rodaron muchas escenas de batalla. Concretamente en la zona conocida como “las siete revueltas” (muy cinematográfica: allí también se rodaron escenas de “Conan: el bárbaro” y “La caída del imperio romano). A los productores les vino estupendamente un invierno castellano de los de 15º bajo cero para recrear el crudo invierno centroeuropeo. 

En suma: cuando des un paseo por alguno de estos tranquilos pinares, puedes imaginártelos repletos de tanques y soldados, fuego, detonaciones y actores como Telly Savallas triscando por los senderos. 

 

Ruta de “La batalla de Inglaterra” en España

 “La batalla de Inglaterra” (Guy Hamilton, 1969), fue la siguiente superproducción bélica en elegir nuestro país para rodar parte de su metraje. Seguro que para muchos -yo la primera- resulta paradójico que una de las batallas más decisivas de la II Guerra Mundial para los aliados no se rodara por entero en suelo inglés. La razón fue la colaboración del ejército español, que cedió y vendió un nutrido grupo de aviones a la producción de la película. Estos aparatos se parecían mucho a los bombarderos alemanes, por lo que sólo necesitaron un poco de pintura para pasar por ellos.  El ejército español puso a su disposición, además, la base aérea de Tablada en Sevilla, para almacenar y “tunear” los aviones. Hoy en día aún puede verse parte de su pista de hierba y de sus hangares, en desuso desde 1990. 

Sin salir de Andalucía, el equipo se trasladó a la playa de Punta Umbría en Huelva para rodar las escenas de la batalla de Dunkerque. Sus grandes extensiones de arena y el perfil algo salvaje del Atlántico, daban bien para emular a la playa francesa donde tuvo lugar la ofensiva real. Dato curioso: en esta playa sucedió un episodio real y muy importante de la guerra. Si has visto otra de las grandes pelis bélicas de los últimos años, “Operación Mincemeat” (John Madden, 2021), recordarás que el cadáver del soldado británico que lleva los documentos falsos para engañar a los alemanes, aparece justamente en esta playa. Por cosas del cine, esta escena de la película de Madden se rodó en una playa de Marbella y en el cementerio de San Miguel de Málaga…

Volviendo a “La batalla de Inglaterra”, los productores utilizaron varias localizaciones del País Vasco para hacerlas pasar por Francia y … Berlín. Si paseas por San Sebastián, fíjate en tres lugares con la peli delante: en la Avenida de la Libertad se construyó una boca de metro (ya no está); en la fachada del Banco Exterior (edificio berlinés de toda la vida) y en las cafeterías Avenida XXI y Nercecán (rotuladas como Kürtz Café). ¡Y ya has estado en Berlín!

El centro de Hondarribia en la actualidad/ Agatha Selgas

Un poco menos de imaginación hay que echarle a las escenas que, supuestamente, transcurren en el sur de Francia. Hondarribia y Zarautz, pueblos vascos fronterizos con el país vecino, sirvieron para acoger las escenas de la comida en una terraza de la plana mayor del ejército alemán, entre otras. Hoy en día puedes pasear por el entorno del Cabo de Higuer, el castillo de San Telmo, el antiguo puerto y la playa y disfrutar de este entorno de belleza singular. 

 

Ruta de las batallas de “Patton” por España

Uno de los dramas bélicos más laureados de la historia (consiguió nada menos que 7 óscars), se rodó casi en su totalidad en localizaciones de Almería, Segovia y Navarra.  “Patton” (Franklin Schaffner, 1970), cuenta las hazañas militares del general estadounidense entre 1943 y 1945. Con un guión del mismísimo Francis Ford Coppola, es una de esas pelis en las que la recreación de las batallas es una parte imprescindible del metraje. Buena parte del mérito del rodaje de esas escenas fue del equipo español. Entre ellos, el mítico Gil Parrondo, que ganó el óscar a la dirección artística; José López Rodero, que trabajó como primer ayudante del director y Emilio Ruiz del Río, el responsable de los efectos visuales (mucho antes de la digitalización y el 3D).

La provincia de Segovia aportó dos de sus bellos palacios para recrear otros escenarios europeos. El de La Granja se convirtió en Versalles para grabar a Patton arengando a sus soldados, y el de Riofrío sirvió para cerrar la película pasando por un schloss alemán. 

En Navarra se rodó en el Campo de Maniobras de Pamplona (con el apoyo del ejército español) y la inmensa meseta de la sierra de Urbasa, se hizo pasar por la campiña francesa para las escenas secundarias del avance relámpago por Francia.

Pero fue en Almería donde se recrearon más territorios extranjeros. En la propia capital, la plaza de la catedral se convirtió en su homónima de la ciudad italiana de Messina. Para ello, el equipo de producción trasladó una fuente que “estorbaba” para meter nada menos que a 700 extras y carros de combate. Entre los figurantes estaban los soldados del cercano campamento de Viator e, incluso, una banda de música escocesa compuesta por auténticos expatriados residentes en la vecina localidad de Mojácar. 

En la misma capital andaluza, se hizo pasar la plaza del Quemadero por la ciudad de Argel. Así mismo, en la casa Fischer, actual Instituto Andaluz de la Mujer, se rodaron secuencias del cuartel general de Patton.  

Pero, sin duda, la escena más impresionante fue la de la entrada de las tropas aliadas en Palermo, rodada en el parque Nicolás Salmerón. Allí, cerca de 20.000 “espontáneos” se unieron a los 2.000 extras contratados como público. Una apoteosis que, sin duda, aportó el ambiente adecuado a una escena fundamental para la película. Por cierto; no dejes de leer la experiencia de The Travelling Set en Almería, recreando precisamente estas escenas. 

El rodaje continuó en lugares tan emblemáticos como las dunas del cabo de Gata, donde se creó un cementerio para la escena de Patton rezando. En la almadraba de Monteleva se recreó un poblado árabe para rodar la secuencia del ataque de un avión alemán. Tabernas (antes de convertirse en la meca del western), aportó su castillo y la Rambla del Búho para rodar las escenas de enfrentamientos a campo abierto. En concreto la batalla del Guetar, una de las más espectaculares de la película. Una de las anécdotas más bizarras del rodaje se produjo en el pueblo de Uleila. Por su puente pasaba el convoy de Patton… hasta que se encontró con un puñado de mulas. Para poder rodar la escena, la productora tuvo que reforzar el puente, que no podía soportar el peso de los carros de combate, los soldados y… las mulas.

Así que, si eres un fan del cine bélico o de los videojuegos basados en grandes batallas, en The Travelling Set esperamos haberte dado unas cuantas ideas para tu próxima ruta de pantalla. Una excusa tan buena como otra cualquiera para recorrer algunos de los lugares más hermosos de nuestro país.