«Volver a empezar»: La película que convirtió Gijón en una ciudad de cine
Por María Parcero

Nada menos que 41 años han pasado desde que José Luis Garci consiguió el primer óscar concedido a una producción rodada en castellano. Y lo hizo con un retrato sentimental, nostálgico y un poco gris (quizás propio de la época) de una ciudad costera española: Gijón. 

El trasunto de la historia era el personaje de Antonio Ferrandis, un escritor famoso de visita en su ciudad natal, a través de cuyos ojos el espectador recorre el puerto viejo, el Club de Regatas, el muro de San Lorenzo o el teatro Jovellanos.

Si Garci rodara una segunda parte en la Gijón actual, probablemente sus protagonistas no reconocerían la mayor parte de la ciudad, que ha sufrido una transformación espectacular en estas décadas.

 

Ruta de “Volver a empezar” en Gijón

Si nos ceñimos a la ruta de “Volver a empezar”, pasearemos por lugares que eran, y siguen siendo, iconos de la villa cantábrica. Desde el puerto viejo, ahora conocido como puerto deportivo, podemos contemplar el sobrio palacio de Revillagigedo, custodiado por la estatua de Pelayo, el reconquistador. A su derecha, podemos sentir la esencia más xixonesa en el barrio de Cimavilla (así lo llaman los locales) paseando por sus empinadas calles y tomando unas sidrinas para hacer la cosa más llevadera. La recompensa es coronar el monte del mismo nombre desde el que se disfruta de la mejor vista de la ciudad: con la bahía de San Lorenzo a un lado y el centro urbano al otro. 

Si decidimos guiar nuestros pasos hacia el arenal más concurrido de la ciudad (playas hay más, pero San Lorenzo, sólo una) pasaremos al lado del Club Astur de Regatas, como Antonio Albajara (el escritor interpretado por Ferrandis), de la iglesia de San Pedro, de las termas romanas de Campo Valdés (el emperador Augusto nos indica dónde está la entrada) y del edificio de la pescadería municipal

Justo detrás están las calles comerciales y las zonas de tapeo más frecuentadas de la ciudad, que te harán atravesar la plaza mayor (donde es frecuente encontrar algún mercado de alimentación tradicional) y la calle Corrida, la arteria central de Gijón. ENLAZAR A COMER Y PONER ZONA DE TAPAS

En cualquier época del año, caminar por el Muro (así llaman en Gijón al paseo marítimo) es un espectáculo constante. Bien sea por cómo se refleja la luz sobre el Cantábrico o por las idas y venidas de los que disfrutan de la arena, podemos prolongar el paseo unos cuantos kilómetros. Es fácil saber cuántos porque están indicados en las farolas, y sin darnos cuenta, podemos llegar hasta el paraje conocido localmente como “el rinconín”, lleno de animados restaurantes y clubs de playa (enlace a comer) e, incluso, llegar hasta la popular zona de La Providencia, que marcaría el otro gran mirador de Gijón y el comienzo de su área metropolitana.

La playa de San Lorenzo con Cimadevilla al fondo/ María Parcero

De camino a esta parte de la ciudad, hay que hacer una parada, como haría Albajara, en el Molinón, el campo del sporting de Gijón. Tanto si eres aficionado como si no, la zona está llena de tiendas y bares y ofrece un gran ambiente. Los domingos, además, se celebra el tradicional rastro justo enfrente. 

 

Tips para disfrutar en familia

Si los más pequeños necesitan pegar unas carreras, hay varios lugares que puedes visitar: la espectacular Universidad Laboral y el fantástico Jardín Botánico (uno enfrente del otro). En cualquier época del año son un oasis de tranquilidad y belleza. Y, por supuesto, hay que aprovechar que estamos en una ciudad costera: el Acuario es una gran opción para pasar una tarde entretenida y didáctica. Allí también se puede disfrutar del cine a través del Wild Oceans Film Fest. 

Si tu visita no coincide con el buen tiempo y no puedes disfrutar de la playa, una gran opción para los peques es llevarles al parque de Isabel la Católica, al final del paseo del Muro, junto a la desembocadura del río Piles y enfrente del estadio del Molinón. Tradicional parque romántico al estilo del siglo XIX, permite ver animalillos y dar un hermoso paseo bajo los árboles centenarios.

 

¿Y si hacemos un crossover con “Si yo fuera rico”?

Seguramente no era la idea de Álvaro Fernández Armero, que dirigió esta comedia en 2019, pero, si los personajes de ambas películas se encontraran por casualidad, coincidirían en muchos rincones de la ciudad. 

Entre ellos, el conocidísimo paseo de Begoña (ver sitios, Dindurra), el teatro Jovellanos, la calle Corrida, el Club Astur de Regatas, el puerto deportivo y la Universidad Laboral.

El Club Astur de Regatas, por donde pasó Paula Echevarría durante el rodaje de “Si yo fuera rico”/ María Parcero

Además de pasar un rato muy divertido viendo las vicisitudes del protagonista de la peli (Santi) cuando le toca la lotería y no se lo puede decir a nadie, “Si yo fuera rico” nos permite ver cuánto ha cambiado la ciudad desde aquel mítico “Volver a empezar”. 

Elijas la peli que elijas, seguro que te quedas con ganas de acercarte a Gijón en cuanto puedas. Seguro que con la ruta de cine de The Travelling Set, no te pierdes ni un “rinconín” de esta perla cantábrica.