Si llevas tiempo pensando en conocer esta hermosa villa catalana y eres un turista cinematográfico, octubre es el mes en el que tienes que viajar hasta allí. A primeros de mes se celebra el que es considerado como el primer festival de cine fantástico del mundo, tanto por su veteranía como por su impacto mediático.
Desde 1968, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya ha reunido en esta localidad, a un corto trayecto en coche de Barcelona, a lo más granado del género fantástico y de terror. Imposible citar la larga lista de directores, productores y actores que han pasado por el auditorio del Meliá Sitges y el resto de sedes del Festival, aunque podemos dar un apunte con nombres como Paul Naschy, Guillermo del Toro, Narciso Ibáñez Serrador, Robert Englund, Álex de la Iglesia o Quentin Tarantino
Un dato que muestra la relevancia de este certamen en el mundo del celuloide es que está calificado por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood para los óscars. Esto significa que los cortometrajes ganadores en el apartado de ficción y de animación son preseleccionados de forma automática.
Viviendo el Sitges del Festival
Si ciudades como San Sebastián o Málaga se vuelcan con sus respectivos festivales, lo de Sitges va, incluso, un paso más allá. Hablamos de una ciudad de 30.000 habitantes que durante la semana del certamen transforma sus calles y plazas en lugares de cine. Porque Sitges no sólo ofrece proyecciones con las novedades del género, sino que involucra a sus paisanos y visitantes en docenas de actividades relacionadas con el cine y el terror.
Probablemente, una de las más originales y participativas es la Zombie Walk, que congrega a cientos de fans caracterizados como muertos vivientes pasándoselo pirata.
Si no has estado nunca en este antiguo pueblo de pescadores reconvertido en destino playero y de ocio, debes aprovechar tu estancia para conocer lo mucho que te puede ofrecer. Su clima, templado y agradable todo el año, te permitirá hacer alguna escapadita relajante entre proyección y proyección. Podrás elegir entre la playa de la Barra, la de Balmins, o la de Sant Sebastiá. Todas ellas urbanas y accesibles desde el centro.
Un rincón muy curioso para los turistas de pantalla es la iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla. Situado en la zona amurallada, frente al mar y justo al lado del Palau Mericel, suele ser el punto de partida de las rutas de los recién llegados a Sitges. Si cuando estés haciéndote la foto de rigor en sus escaleras ves un nutrido grupo de coreanos, no te extrañes. Justo aquí se rodó en 2016 un conocido dorama, “La leyenda del Blue Sea” y aún siguen llegando autobuses de fans deseosos de hacerse una foto.
Para los amantes de la arquitectura, Sitges es un referente del modernismo catalán, lo que permite recorrer su casco antiguo disfrutando de edificio en edificio. El Palau Maricel es, probablemente, su mejor exponente, pero hay muchos más repartidos por las calles d’en Bosc, de la Davallada y de Sant Joan. Otro de los imprescindibles es la casa de Bartomeu Carbonell, en la plaza del Cap de la Vila. Aunque, quizás una de las visitas más curiosas es la del Museo Bacardí, situado en el edifico modernista del Mercat Vell de Sitges. Un edificio que, en origen, fue la casa de Facundo Bacardí, indiano y fundador de la conocida marca de ron del mismo nombre. Además de conocer datos sobre este periodo de la historia de Sitges (el de los indianos), puedes disfrutar de un coctel en su terraza, con vistas a la plaza del Ayuntamiento.
El Palau Maricel, emblema de Sitges/ Max Selgas
Pero, probablemente lo mejor que puedes hacer en Sitges mientras participas en el Festival, es pasear por sus calles llenas de tiendas, restaurantes y locales de ocio, sentarte a ver pasar la gente en una de las terrazas de su paseo marítimo y terminar la jornada en una de las proyecciones de lo último en cine de terror.