Pelis de culto que se merecen un viaje

Por Ana Alonso

¿A quién no le gustaría llegar a un pueblo y gritar ante el ayuntamiento: “¡Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!” o agradecer al recepcionista de un hotel su servicio con un: “profesional, muy profesional” ; o cuando te pregunten en la oficina de turismo por tu procedencia contestar: “soy satánico y de Carabanchel”. 

Quizá solo algunos sepan de qué estoy hablando, pero tratándose de tres grandes películas de culto del cine patrio puede que muchos más ya estéis imaginándoos en esas situaciones. En cualquier caso, para dejaros llevar por esos instintos cinéfilos, lo mejor es hacerlo en el lugar donde se han grabado las películas que hicieron famosas todas esas frases y muchas más.  Estamos hablando de las localizaciones del rodaje de “Amanece, que no es poco” (José Luis Cuerda, 1989),  “El día de la Bestia” (Álex de la Iglesia, 1995) y “Airbag” (Juanma Bajo Ulloa, 1997). 

Y es que hay películas que nos conquistan desde el primer momento, otras que nacen discretas, pero el boca a oreja transforma en un éxito y luego hay algunas cuya fama se cosecha a fuego lento. Sin embargo, muy pocas llegan a considerarse de culto, es decir, aquellas que realmente perviven como un referente que marcó una época, a una generación y acabaron creando un fenómeno fan que transita entre lo cool y lo freaky. ¿Te animas a seguir las huellas de estas tres historias memorables en destinos que bien merecen una escapada?

 

“Amanece, que no es poco”, el culto a un film que desafía la lógica

Pocas películas han logrado el estatus de culto como lo ha hecho “Amanece, que no es poco”. Esta comedia surrealista, dirigida por José Luis Cuerda en 1989, se ha consolidado como una pieza esencial del cine nacional, reverenciada por su humor absurdo, sus diálogos ingeniosos y su retrato excéntrico de la vida rural española. 

 

Ayna, Liétor y Molinicos: pueblos de cine

Ayna, conocida como la «Suiza manchega» por sus impresionantes paisajes montañosos, es el epicentro del culto a la película de Cuerda. Uno de sus lugares más emblemáticos es el puente sobre el río Mundo, donde se rodó la famosa escena inicial en la que el personaje de Jimmy (interpretado por Antonio Resines) llega en motocicleta con su padre en el sidecar. Por cierto, si buscas “la foto” para tu Instagram, la réplica de la motocicleta está en el Mirador de la Rodea Grande.

Réplica del sidecar en el Mirador de la Rodea Grande con Ayna al fondo / Agatha Selgas

A partir de ahí descubrirás que Ayna tiene mucho más que ofrecer, aparte de los escenarios del rodaje. Uno de ellos es su Mirador del Diablo, uno de los lugares más espectaculares del pueblo. Desde aquí, podrás disfrutar de unas vistas impresionantes del valle del río Mundo y de las montañas circundantes. Además, este lugar ofrece una panorámica perfecta para entender por qué Ayna fue elegida como uno de los escenarios principales de la película. A continuación, adéntrate en el corazón de Ayna paseando por su Calle Mayor, que te llevará directamente a la Plaza del Ayuntamiento. Este espacio central del pueblo es un lugar donde se rodaron algunas escenas de la película y es un excelente punto de partida para explorar el casco antiguo. 

Por otro lado, para los amantes de la naturaleza, Ayna ofrece también varias rutas de senderismo que permiten explorar la Sierra del Segura y disfrutar de sus paisajes únicos. Uno de los senderos más recomendados es el que conduce al Pico de la Sarga, desde donde se obtiene una vista completa del valle y del pueblo. Y para alojarte, nada mejor que el Hostal Miralmundo, en cuyas paredes verás colgadas algunas fotos de la película, cosa que no es de extrañar, dado que su propietario era el “niño deprimío” en la trama de “Amanece, que no es poco”.

Liétor, otro de los pueblos donde se rodó la película, destaca por su encanto medieval y su atmósfera casi mágica. Sus calles estrechas y empedradas fueron el escenario perfecto para algunas de las escenas más surrealistas del filme. Allí se encuentra la fuente donde el personaje del cura, interpretado por el legendario Luis Ciges, da sus sermones diarios a los vecinos. Este lugar, con su estilo clásico y su entorno bucólico, se ha convertido en un punto de encuentro para los turistas, que suelen recrear esta escena mientras pronuncian las irreverentes palabras del cura.

El pequeño pueblo de Molinicos es el último de los escenarios al que os quiero llevar. Con su arquitectura tradicional y su entorno rural, Molinicos capturó perfectamente la esencia del mundo que Cuerda quiso retratar. Uno de los lugares más visitados es el huerto donde el personaje de «Teodoro» (interpretado por Miguel Rellán) planta a los hombres. Allí veréis algunas recreaciones de esos hombres plantados que os transportarán directamente a aquel momento de la película.

La plaza del Ayuntamiento, que aparece en la película durante las elecciones a mano alzada, es otro lugar de interés para los amantes del turismo cinematográfico. Aquí, los turistas pueden sentarse en los bancos donde los habitantes del pueblo discutían sobre temas tan insólitos como la conveniencia de tener más de un alcalde.

Recreación de una de las escenas del film en Molinicos /Asociación Amanecista

Para recorrer todos estos escenarios podéis informaros en la “La ruta Amanecista» que se ha diseñado para hacer las delicias de todos los visitantes. Este recorrido permite revivir las escenas más memorables de la película y durante la misma descubriréis que muchos habitantes de esos pueblos manchegos participaron como extras en la película y quizá alguno os revele alguna anécdota que contar a la vuelta. Además, la ruta incluye paradas en algunos de los bares y restaurantes locales donde el equipo de rodaje solía reunirse, permitiendo a los turistas disfrutar de la gastronomía típica de la región mientras se sumergen en el espíritu de la película.

Pero si después de esta escapada al corazón del surrealismo albaceteño tenéis ganas de más, el siguiente nivel es asistir a la “Quedada amanecista” que se celebra cada año en el mes de junio. Esta experiencia digna de un “turista de pantalla nivel pro” no se puede explicar porque hay que vivirla: recorrer los escenarios de rodaje, comer con otros amanecistas, revisar la película juntos y disfrutar de la gastronomía manchega… 

 

El Madrid de “El día de la bestia”, una experiencia “muy heavy”

Pensando en los que solo conocen al Santiago Segura por sus recientes exitazos con películas familiares o incluso en los que le asocian directamente al mítico personaje de Torrente, vale la pena empezar recordando que hay una película que le lanzó al estrellato mucho antes. Una que nos hizo adorarle como el heavy de Carabanchel más divertido y valiente que te puedas imaginar. Supongo que ya sabéis que me refiero a “El día de la bestia”, uno de los títulos más icónicos del cine español, dirigida por Álex de la Iglesia en 1995.

Esta comedia negra con tintes de terror se desarrolla en un Madrid oscuro y apocalíptico, donde un sacerdote, un heavy metalero y un charlatán televisivo intentan detener el nacimiento del Anticristo. La ciudad de Madrid no solo sirve como telón de fondo, sino que se convierte en un personaje más de la película, con su atmósfera nocturna y sus rincones emblemáticos. A continuación, te propongo un recorrido turístico por los principales escenarios de rodaje de “El día de la Bestia” en la capital española.

 

Una ruta por el lado oscuro de la capital 

Sin duda tu recorrido debería comenzar en la Gran Vía, una de las avenidas más famosas de Madrid, que aparece en varias escenas clave de la película. Es aquí donde el padre Ángel -interpretado por Álex Angulo- y sus compañeros, intentan descifrar los mensajes satánicos en las señales publicitarias de neón. El inconfundible cartel de Schweppes del edificio Carrión desde donde se cuelgan nuestros protagonistas tiene ya más de 50 años y ha acabado siendo un Bien de Interés Cultural (BIC).

El cartel de Schweppes marca el inicio de la Gran Vía/ Agatha Selgas

Lo que quizá no sabes es que en su trasera están las habitaciones 1102 y 1002 del Vincci Capitol Hotel. Estas habitaciones están decoradas con guiños a la marca de la bebida tónica, cuyas suites son un lugar ideal para curiosos, amantes de la fotografía y fanáticos de la película. Si reservas con mucha antelación quizá consigas alojarte en ellas. Por cierto, en 2010, las exigencias de la ordenanza de publicidad exterior decretó el apagado de más de 400 luminosos en la ciudad, pero el neón de Schweppes se libró gracias a ser declarado rótulo histórico, llegando a catalogarse como BIC en 2018.

Tras esta primera y mítica parada, te recomendamos seguir paseando por el centro de la ciudad. La película se ambienta en unas Navidades, así que si lo recorres en esas fechas verás que es un hervidero de vida tanto de día como de noche, sintiendo la energía de una ciudad que, en la película, está a punto de enfrentar el apocalipsis. Las luces brillantes y el bullicio constante te permitirán revivir la atmósfera frenética de “El día de la Bestia”.

En plena Gran Vía se encuentra la plaza de Callao, otro lugar emblemático de la película. Este lugar está lleno de cines y tiendas, y, precisamente, desde la última planta del Corte Inglés de Callao podrás obtener la mejor foto del cartel de Schweppes que comentaba antes. También en esa zona está la plaza de Santo Domingo, ubicación en la que se encuentra el hotel donde se hospedan los protagonistas.

El barrio de Chueca o la Puerta de Toledo son otros dos lugares por los que discurre la trama y que te propongo visitar para saborear ese Madrid auténtico. El primero es conocido por su vida nocturna y su ambiente inclusivo y el segundo es un arco monumental que marca la entrada al distrito de Arganzuela, una zona menos turística pero llena de vida local. Desde aquí, puedes continuar explorando los barrios más tradicionales de Madrid, que contrastan con las zonas más céntricas y turísticas.

Para cerrar tu paso por la ciudad te recomiendo pasar por otras dos localizaciones icónicas de “El día de la Bestia”: el parque del Retiro y su famosa figura del ángel caído y las Torres Kío.

En la última escena de la película algunos de sus protagonistas reflexionan sobre el anonimato de sus heroicidades ante una de las esculturas urbanas más peculiares de Madrid, una figura negra e inquietante que representa al ángel que fue expulsado del cielo por rebelarse contra Dios. Desde ahí y saliendo de la zona centro, ya solo te queda acercarte a la Plaza de Castilla para contemplar esas dos torres inclinadas, también conocidas como la Puerta de Europa. Ellas se convierten en el escenario del clímax de la película, donde el Padre Ángel y sus compañeros intentan evitar el nacimiento del Anticristo. Este lugar es quizás el más icónico de la película, una zona de negocios símbolo de la modernidad de Madrid, pero aquí no acaba nuestro periplo por destinos de culto porque aunque el refrán nos diga que “de Madrid al cielo”, aún nos falta una parada un poco más abajo, en el norte del país.  

 

“Airbag”, el road trip que marcó una época

Cierro este viaje por algunas de las grandes películas de culto español, recuperando a otro de nuestros grandes actores en un papel que aún estaba muy lejos del del padre marinero y gruñón al que representaba Karra Elejalde en “Ocho apellidos vascos” (Emilio Martínez Lázaro. 2014). Y es que, muchos años antes, Elejalde fue uno de los tres integrantes de la aventura que Juanma Bajo Ulloa dirigió en 1997: “Airbag”.

Esta comedia de acción y humor negro, conocida por su irreverencia y su ritmo frenético, recorre diversos escenarios en España, que se han convertido en puntos de interés para los fanáticos del cine: desde Madrid hasta Guadalajara, Toledo, Segovia, Cantabria y Navarra. La trama nos lleva por todos esos lugares acompañando a un grupo de amigos que quieren recuperar el anillo de bodas que ha perdido uno de ellos durante su despedida de soltero. A continuación, te propongo un recorrido por la ciudad que albergó su escena más memorable y compleja: la del casino.

 

Santander, la joya escondida de la España verde

Ese casino del que hablamos no es otro que el de Santander y allí es donde se rodó el espectacular asalto por parte de los mafiosos portugueses, con más de 800 figurantes, de los cuales, una octava parte tenía que manejar armas. Esta escena se rodó en tiempo récord, puesto que en un primer momento contaban con tres días, pero tuvo que hacerse en una sola noche.  Arrancaron a las 22 horas y acabaron a las 15 del día siguiente. Un (agotador) reto técnico y artístico para una secuencia inolvidable.

Playa y Paseo del Sardinero/ CANTUR

Al margen de la película, la capital cántabra, es un lugar de vacaciones ideal para los que valoren el encanto de una ciudad costera que además de bonita está despuntando como destino cultural. Entre los “must” de tu viaje debería estar el paseo por la playa del Sardinero que ya dice la canción que “no tiene igual en el mundo entero”, pero también es tu oportunidad para descubrir el Centro Botín o el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAS), que abrió sus puertas en mayo de 2024. El Centro Botín se erige como un centro de arte de referencia en España, parte del circuito europeo de centros de arte de primer nivel y cuenta con una completísima agenda de talleres y actividades. Además, desde sus terrazas tendrás unas vistas impresionantes de la bahía y en su cafetería de la planta baja podrás incluso admirarlas reponiendo fuerzas. Por su parte, el MAS ha reabierto sus puertas una vez se ha reconstruido tras el incendio que sufrió en 2017. Allí, podrás contemplar obras de artistas cántabros como Riancho, Egusquiza, Iturrino, Blanchard, Cossío, De la Foz, Navarro Baldeweg, Fernando Bermejo o Juan Uslé. También se exponen obras de artistas nacionales como Oteiza o Miró e internacionales, sobre todo de las últimas décadas.

Y si el arte ha despertado tu apetito, cualquiera de estas dos paradas culturales es perfectamente combinable con un recorrido por las tascas y bares del barrio de Puerto Chico, donde podrás probar una de las delicatessen típicas de Cantabria: las rabas. Aunque si quieres comerlas en un sitio espectacular, no dejes de ir al Faro y sentarte en la terraza de su bar. Las vistas son inmejorables.

De ahí puedes cerrar tu visita a Santander visitando el palacio de la Magdalena, un lugar emblemático y muy cinematográfico, puesto que en su día fue el escenario de la serie “Gran Hotel” y más recientemente lo ha sido para la serie “Galgos”. Allí precisamente, servidora pudo conocer en persona a Juanma Bajo Ulloa hace muchos, muuuchos años, cuando asistí a un curso de verano de la UIMP sobre cine. Él fue uno de los invitados y reconozco que para los alumnos de aquel seminario charlar con él fue tan entretenido como la película que nos ocupa. Pero eso ya es otra historia…